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Charla en el "Llar d'avis de la Parròquia"

Club de lectura.

¿Soy escritora...?

 

Ya, ya lo sé. No hace falta que me lo recuerdes, hace muchos años que soy escritora, tantos que no recuerdo cuando fue la primera frase que plasmé con una intención puramente literaria.

 

He escrito un montón de relatos y de artículos, he realizado entrevistas a personas de relevancia pública, escribí una historia para el vídeo de un deportista extremo y tengo publicados dos libros, pero aún y así, no me sentía plenamente como una escritora. En mi mapa interior, un escritor es una persona tirando a sedentaria que se pasa horas delante de un ordenador superando el miedo a la página en blanco y creyéndose ser su propio protagonista… Por supuesto, un escritor es aquel a quien invitan a los clubs de lectura. Por lo tanto, ya puedo decir, ¡soy escritora!

 

Cuando Jesús Blázquez (voluntario del centro al que asisto) me invitó a hablar de "El sueño en la V" me sentí muy halagada. Jesús me explicó que moderaría el club de lectura y que yo sería la primera escritora que iba a ir. Como podéis imaginar se me encogió la garganta. ¡Sería la primera escritora en impartir una charla en el club! Me hizo una ilusión especial que fuese "El sueño en la V" el cuento elegido por él. Fue una ilusión de las que se guardan como un gran recuerdo, de esas ilusiones que te dan cuando crees que el libro ha sido olvidado. Creo que mi libro se siente así, en un rincón de un armario, con tres años de edad, envejecido de soledad al lado de un libro recién perfumado por la tinta de la imprenta. Por eso, con solo pensar que iba hablar de él me llenó de júbilo. Pero también cogí la propuesta con respeto y responsabilidad. Siempre me lo tomo de la misma manera cuando voy a dar una charla.

 

Era una tarde de junio, en la que la canícula se había instalado con fuerza en Sant Cugat.  Temía llegar al Casal deshecha como uno de esos relojes blandos de Dalí, pero bajo todo pronóstico resultó ser una excelente y enriquecedora charla. Asistieron más personas de las que yo pensaba. El grupo se volcó conmigo haciéndome sentir como una compañera más; tuve el gusto de escuchar mi propio cuento narrado por cinco personas que el excelente moderador ya tenía seleccionadas además de un pequeño recogido literario de mis narraciones y biografía. La tarde resultó tener la atmósfera surrealista de mi historia que danzó hechizada entre las realidades de todos los asistentes.

 

Gracias a todas las personas que me acompañaron aquella preciosa tarde.

Gracias a Margarita Bastidas que estuvo presente, pero que en realidad lleva muchos años a mi lado creyendo fielmente en mi literatura.

Gracias al director del Casal, Joan Cortadellas, que es una persona acogedora y fantástica.

Gracias a Jesús por regalarme esta preciosa oportunidad. Espero que nunca deje atrás ese espíritu colaborador y maravilloso que lo define.

Y gracias a Federico García Lorca y Frida Kahlo que, por una vez más, volábamos en la misma dimensión.

 

Pili Egea

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