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Un mundo libre

Como ya sabéis “Fem un Museu” es un proyecto de inclusión social creado desde Museus Sant Cugat, en el cual doce personas con diversidad funcional comparten sus inquietudes artísticas con doce artistas locales. Cada pareja crean obras a partir de un tema establecido por el museo. En esta edición se inspiraron en cuatro capiteles del claustro. Los motivos de dichos capiteles eran juglares, sirenas, monjes y el arca Noé. Cada pareja de artistas elaborarían cuatro obras sobre los cuatro temas. Pero este año, año aparte del arte plástico y de la literatura (colaboré escribiendo cuatro relatos), se subió un peldaño más y se añadió otra disciplina.

 

La música. Fiel compañera de la inspiración.

 

¿Qué puedo decir de la música que no se haya dicho en otros artículos?

 

La música es esplendor, es inspiración, es emoción, es reacción, es recuerdo... La música es el arte invisible, ese que se cuela por los poros de la piel para reinar en la conciencia. Es un todo que siempre te acompaña, que va ligera de equipaje, que susurra, que grita. Pero nada de esto sería posible sin unas manos y sin un corazón. El músico  Joan Pau Chaves (teclista del grupo catalán Els Pets) fue esas manos y ese corazón que nos acompañaron en las sesiones que han durado todo el proceso artístico. Su improvisada música estaba dedicada a cada uno de los capiteles y así, entre música y piedras milenarias, las obras fueron naciendo sobre la madera a la vez que los artistas salían desde su crisálida y renacían.

Sus almas en la madera

 

Esta edición de ”Fem un Museu” ha sido coordinada por dos sonrisas, dos almas claras, dos mentes decididas, dos mujeres, Marta Rodó y Ona Costas, que con su buen hacer nos guiaron con suavidad y apoyaron en el proceso creativo. Con su entusiasmo aprendimos a darle un nuevo sentido a la madera... ¡Qué bonito sería ser árbol y morir sabiendo que vas a transformarte de nuevo en belleza!

 

Sería muy largo si me pusiera a elogiar a los artistas uno por uno que hacen que “Fem un Museu” sea un proyecto tan especial. Vivimos tiempo de fachada donde más importante el papel que el contenido. Se le da más relevancia al vestido que al alma puesto que para conocerla se requiere tiempo y en esta sociedad parece que se ha perdido la paciencia. En este proyecto se da valor a esto; al interior. Y seriamente creo que ese es el secreto de nazcan unas obras tan tiernas y coloristas. Parte de sus almas las imprimieron en tablillas de madera.

 

Construir un mundo libre

 

También lo que hace que esta edición haya sido diferente es que han colaborado los hijos de Ingrid de Manuel y de Silvia López, dos artistas veteranas de “Fem un Museu”. Siendo dos de ellos niños, Lluna y Aleix.  Los cuales se han adaptado con rapidez y han colaborado en el proyecto como los que más. Me gusta recalcar este hecho pues que mejor que empezar en la infancia para construir un mundo libre de prejuicios y etiquetas.

 

Si me lo permitís, desde aquí quiero dedicarle unas palabras a una artista con mayúsculas, a la que admiro mucho. Una mujer que su cuerpo le suma nueve décadas pero que su alma se detuvo en los treinta años. Una dama que sigue latiendo fuertemente por y para sus pinceles, sus colores y sus libretas. Una mujer a la que admiro mucho y que no pudo venir ni a la última sesión ni a la presentación. Desde estas líneas te mando muchos ánimos y fuerza, mi querida Trini Sotos.

Los relatos de Fem un Museu

Pili Egea

Fotos @localpres

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