Pili Egea
De mi guerra con las musas
Eres como Dafne, una escurridiza gacela. Amor imposible. Mis brazos rotos te cogen, pero escapas, una y otra vez. ¡Maldita! Una y otra vez. ¡Maldita! Es terrible esta ausencia. No la quiero. No me puedes faltar... Me siento
sola y enferma.

Soy piel, huesos, músculos y sangre. Pero mi cerebro está vacío y mi alma blanca; como la pared de mi vida. Sin camino... Pero aun corazón.
¡No corras, no escapes! Algún día te alcanzaré y te daré el
beso de la imaginación. Sí, ese del cual te enamorarás. Y ya no te irás, quedarás junto a mí toda la eternidad.
Porqué sin ti, no soy nada. Nada. Divina inspiración.