En el viaje que hicimos a Viena, con el motivo de los 100 años de los fallecimientos del los pintores Gustav Klimt, Egon Schiele, el artista gráfico Koloman Moser y el arquitecto Otto Wagner, visitamos lugares de referencia de dichos artistas. El último día en la ciudad fuimos al Pabellón de la Secession (la Secession vienesa fue una corriente fundada por 19 artistas y su primer presidente fue Klimt), alli vimos el majestuoso Friso de Beethoven, hecho en su homenaje para la 14a Exposición de la Secessión vienesa. En años anteriores ya habíamos visitado el pabellón pero, mil veces mas, volvería para admirar la cúpula. Es una bellísima esfera, que corona el macizo edificio, hecha de una red dorada de motivos vegetales. Su magnifica personalidad tiene el mismo poder enigmático que tiene en mí la cúpula de la Torre Galatea del Museo Dalí o la de Catedral de Santa María del Fiore. Pero aquella visita no iba a ser como las demás.
Ese día unas de sus salas estaba preparada para el Performance "Bakani Pick-Up, Yenza into" de Anthea Hamilton y a pesar de no entender su significado, Benet y yo nos quedamos viéndolo. Me maravilló pensar que estaba viendo una manifestación artística en el mismo lugar que Gustav Klimt había trabajado en su Friso de Beethoven hacia 116 años.
