Pili Egea
La extraordinaria historia de Don Osito Marquina

El 11 de mayo se cumplieron 118 años del nacimiento de Salvador Dalí, el 5 de junio los 124 años de Federico García Lorca. Sabemos que ambos artistas estudiaron juntos en la misma Residencia de estudiantes en Madrid. Ambos entablaron una fuerte amistad, por lo cual, no es de extrañar que el poeta fuese a visitar a Salvador Dalí a su casa en Cadaqués. Allí conoció a Anna Maria, hermana del pintor, con la que se creó una bonita amistad que perduró en la correspondencia que ambos mantuvieron. Una de las anécdotas más tiernas y simpáticas fue protagonizada por el poeta, la hermana de Dalí y un osito. Este verano se cumplen 95 años de un viaje de un singular oso de peluche.
Conocer a Don Osito Marquina fue todo un hallazgo. Una tarde de 2019, paseando por Figueres, lo vi anunciado con una graciosa leyenda que decía así: “es mono y remono”. Esta frase llevaba una firma. Una firma que conocía muy bien, así que, ni me lo pensé y entré al Museu del Joguet de Catalunya.
Un tierno osito llegó a Figueres, una pequeña ciudad de Girona de calles empedradas, un día de 1910. Aparentemente era solo un peluche marrón, blando, de ojos inexpresivos y muy achuchable. El típico juguete que solo una familia burguesa podía permitirse comprar para sus hijos en París. Era el matrimonio Dalí y su pequeño Salvador de 6 años, que, al ver el juguete, abrió los brazos rápidamente para cogerlo. El oso le pareció que era tan grande como el cuerpecito de su hermana, Anna Maria de 2 años.
Pasaron los años y la Semana Santa del 1925 llegó. Un coche negro aparcó delante de la casa de los Dalí, en Cadaqués, y entre una nube de jazmines apareció Federico García Lorca. El poeta granadino pisó el pueblo de pescadores de Cadaqués para pasar unos días con su amigo Salvador y la familia de éste. La amistad entre Anna María y él fue inmediata, llena de complicidad y humor. El osito de peluche, durante todas las vacaciones, estuvo tan presente entre los tres y Federico al saber que el juguete no tenía nombre lo bautizó elegantemente diciendo que: “Seguramente es pariente del dramaturgo Eduardo Marquina porque se le parece mucho”. Y aquel juguete de peluche paso a tener una identidad propia: Don Osito Marquina.
Observé unas cartas en la vitrina del museo que Federico había enviado a Anna Maria, algunas de ellas haciéndose pasar por el propio Don Osito Marquina. Y sabéis, después de años de seguir la figura y obra del poeta granadino, me di cuenta de que las grandes personas se forman de pequeños gestos. Así fue, así es y así siempre será Federico García Lorca. Grande gracias a sus pequeños y geniales detalles.
El verano de 1927, de nuevo el poeta pasó unos días con Salvador y con la hermana de éste en Cadaqués, antes de ir a Barcelona. Días después, cuando llega a la Ciudad Condal, Federico deja un mensaje a Anna Maria a Cadaqués: “Ha llamado el señor García Lorca y le comunica que mañana vendrá a pasar el día a Cadaqués y que llegará a la hora del almuerzo”. Al día siguiente, Anna Maria y su familia, con mucha ilusión, hacen los preparativos para recibir a su invitado… A la llegada del coche, ella sale al encuentro.
Su sorpresa fue mayúscula al ver que no venía el poeta, sino que en el asiento trasero venía… ¡Don Osito Marquina! Los anteriores días, Ana Maria estuvo buscando el peluche pensando que lo había perdido.
Aquella tarde de agosto del 2019 me quedé mirándolo ante la vitrina. Reflexionaba con las aventuras que habría vivido aquel ser inanimado llamado Don Osito Marquina, en las manos que lo habían mimado incluso en las caricias recibidas de Anna Maria Dalí, de Salvador Dalí y de Federico García Lorca… Y por supuesto, ¡¡en su gran viaje!!
Nota aclaratoria: La historia de Don Osito Marquina es real y se puede leer en Els vint primers anys de Salvador Dalí. Álbum Familiar. Libro editado por Museu del Joguet de Catalunya. Triangle Postals SL.
El oso de peluche esta expuesto en el Museu del Joguet de Catalunya en Figueres